El sector porcino en La Rioja, un gran desconocido de notable nivel competitivo
Visitamos las granjas ALVIMA y San Cristóbal, reconocidas por el Premio La Rioja Capital a la 'Trayectoria agrícola o ganadera'
Quizás el cerdo sea el animal más popular en su consumo. De él se aprovecha todo, incluso los andares, dicen algunos. Sin embargo, la ganadería porcina es hoy una de las grandes desconocidas en la comunidad riojana. Aunque eso no signifique que no se practica a un nivel alto y con calidad. Así lo reconocieron hace unos meses los galardones Porc d'Or, unos de los más prestigiosos dentro del sector productivo español. En concreto, dos granjas riojanas recibieron varios premios, ALVIMA Porcino, cuya granja de cerdas madre está en Alesanco, y Granja San Cristóbal, entre Manjarrés y Santa Coloma.
Y precisamente ese buen hacer al frente de sus explotaciones fue lo que les ha llevado a merecer también el reconocimiento a la 'Trayectoria agrícola o ganadera' de los Premios La Rioja Capital.
ALVIMA Porcino, toda una vida con el cerdo
Aladino y Alfredo Villar son la segunda generación al frente del engorde de cerdos en Alesanco. A mediados del siglo pasado su padre Aladino comenzó a recoger animales por la zona, para engordarlos y posteriormente venderlos. Finalmente, en enero de 1992, hace ya 25 años, surgió como tal la granja ALVIMA Porcino para producir cerdos directamente y no tener que comprarlos. Por aquel entonces se arrancó con un núcleo de 500 cerdas madre, que se han ido aumentando hasta llegar a las 1.200 cerdas actuales. A partir de ellas se crían, anualmente, unos 36.000 cerdos, que engordan en sus propios cebaderos de forma integrada hasta venderlos a los mataderos. Unos animales que acaban, entre otros clientes, en Campofrío.
Con todos estos ingredientes, y la experiencia de tantos años, están llegando los reconocimientos. Así, a finales de 2016 ALVINA Porcino recibía el Porc d'Or en la categoría de Lechones Destetados por Cerda de Baja. "Este índice sobre el que nos han premiado es relativamente reciente. En él se valora la rentabilidad de la cerda durante toda su vida productiva", explican los hermanos Villar. "Supone una muestra del nivel competitivo que tenemos en La Rioja", admiten. Y es que si algo destacan es que "se ha profesionalizado mucho el sector, quien no es profesional y competitivo no puede seguir en él".
Precisamente en lo relacionado a la profesionalidad, reconocen que ya nada es igual a los inicios. "Todo se cuida mucho más, desde la alimentación, a cuestiones higiénicas, a seguimiento de sanitario, etc.; además, el personal cada vez está más formado... Ahora se es profesional; el proceso, desde la cría del animal a la carne de cerdo, está ahora más controlado que nunca", subrayan los hermanos Villar. Ellos tienen, por ejemplo, su propio centro de inseminación, con machos propios, hacen su propio pienso, e incluso abarcan las tareas comercializadoras. Es decir, completan todo el proceso.
Pero, ¿qué supone para alguien ser profeta en su tierra y ser valorado también en ella con el premio La Rioja Capital? "Significa un reconocimiento a todos los que día a día trabajamos en la empresa, un premio a una labor bien hecha", concluyen.
Granja San Cristóbal, pasión por los animales
La trayectoria de la Granja San Cristóbal, ubicada entre Manjarrés y Santa Coloma, es la historia del gusto por criar animales de Rufino González. "Toda la vida en la familia se tenían animales, había tradición de tener 15-20 cerdas en casa, como complemento a la agricultura", recuerda González. Pero las condiciones no eran las más adecuadas y las familias comenzaron a quitarlas. "A mí siempre me han gustado mucho los animales y hace 20 años decidí, junto a mi hermano, montar una granja a la vez que mantener la agricultura", apunta.
A partir de ahí comenzó su aventura, primero solo con la cría, después con el cebo y abarca ahora todo el proceso hasta que se llevan al matadero con 110-115 kg. En la actualidad cuenta con 500 cerdas madre, cría entre diez y doce mil cerdos al año, tiene más de tres mil de cebo y en transición entre 700-800.
Dos décadas después de la puesta en marcha, la Granja San Cristóbal ha sido merecedora del último premio Porc d'Or por Productividad Numérica, en la categoría de granjas de 200 a 500 cerdas; anteriormente había recibido alguna mención, pero es la primera que se lleva el oro. "Es importante para nosotros este premio en la medida en la que muchas veces cuando trabajas con animales vivos no sacas el corazón que pones en ello, pues influyen muchos factores. Además, estamos de alguna manera, por algunos, como mal vistos: maltratamos, contaminamos... Aunque también hay quien valora socialmente nuestra tarea. Por eso, cuando te reconocen el trabajo supone mucha satisfacción", asegura Rufino González. Y cuando eso se produce en la tierra patria, como los premios La Rioja Capital, "hace ilusión, y más en un sector del que no se conoce mucho en La Rioja, el porcino, así que se agradece".
Desde sus inicios al frente de la granja González tiene claro que han cambiado mucho las cosas. "En Europa, con todo lo que se piensa la gente, ahora se come mucho mejor y más sano que hace años. Hay más control, más bienestar animal, etc.", subraya. A ello se une la mejora de la raza: "La genética va evolucionando mucho a base de selección".
¿Y el futuro? "Al final el porcino va a acabar un poco como el pollo: todo integrado. Con empresas que no tienen ni una sola construcción, pero sí miles de cerdos, alquilando al criador la instalación y la mano de obra", adelanta Rufino González, "los que estamos 'independientes' somos cada vez menos y acabaremos integrados".
Un producto con perfil exportador
Si en algo coinciden ALVIMA y San Cristóbal es en su visión de las circunstancias actuales del mercado. "El cerdo ahora mismo en España vive un buen momento, con un notable cariz exportador ya que se vende fuera en torno al 50-60% de la producción, a mercados como Rusia, China, India...", explican. Y es que nuestro país —con una producción anual de cerca de 46 millones de cerdos, uno por habitante— es el primer productor europeo de porcino, habiendo superado a Alemania, y es el tercero en términos mundiales. Eso viene a significar que una parte de la producción porcina riojana acaba fuera de las fronteras españolas. "Vendemos a los mataderos y luego ellos se encargan de su distribución final y claro, algunos de nuestros cerdos acaban en el extranjero", admiten. Aunque en ello, dado el tamaño de La Rioja, el peso de nuestra comunidad sea pequeño. "Si hay unos dos millones y medio de cerdas madre en España, en La Rioja se cuantifican unas 5.000", precisan. Pero, tal como muestra el haber sido merecedores de los Porc d'Or, "aunque somos pocos, estamos trabajando a un nivel alto, somos muy competitivos y profesionales".
"En un sector que fluctúa mucho en precio, con el riesgo que supone depender de la exportación", lo que parece claro es que se trata de un ámbito, en estos momentos, especialmente competitivo y profesionalizado, donde cada vez se mejoran más los procesos y hay más controles.
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