
Las nuevas plantas de pimiento echan raíces en el campo riojano
Localidades como Tricio se encuentran estos días en plena plantación del pimiento acogido a la Indicación Geográfica Protegida Pimiento Riojano. Colocadas en la tierra a mano y con máxima delicadeza, crecerán durante todo el verano para ser cosechadas desde finales de agosto hasta que comience a helar. El proceso es laborioso, artesano y extremadamente selectivo.
Las nuevas plantas de pimiento riojano están poblando estos días las fincas acolchadas de localidades como Tricio, Nájera o Leiva. El ritmo es de una planta cada 4 segundos: se introduce en la tierra, se aprieta un poquito y se tapa con algo de tierra. La máquina, la única capaz de mantener la velocidad sin perder la delicadeza con los nuevos vástagos: la mano humana.
Cada minuto, 15 brotes recién nacidos se agarran al suelo donde crecerán durante todo el verano para empezar a dar pimientos a finales de agosto. El cultivo y la elaboración del pimiento riojano, desde la semilla hasta el envasado, son extremadamente laboriosos y artesanales.
Cada campaña, en realidad, tiene su punto de partida en la recogida del año anterior. Los agricultores seleccionan los mejores frutos de su cosecha (los más grandes, lisos, de piel fina y sabor intenso) y guardan sus semillas para seguir perfeccionando el linaje vegetal. En un vivero, las pipas germinan y se cuidan hasta que los brotes son lo bastante fuertes para sobrevivir a la intemperie.
Antes de llevar a cabo la plantación, los campos necesitan ser acolchados: se instala el sistema de riego por goteo (que debe ser renovado cada año) y se cubren los caballones con un plástico negro que mantendrá la tierra húmeda y evitará la proliferación de hierba. Ambas tareas se realizan en una única operación con el apero adecuado en el tractor.
El siguiente paso consiste en perforar el plástico para ir introduciendo las pequeñas plantas de pimiento. Los agujeros se realizan de forma manual, con estacas de madera. En Tricio, Guillermo Martínez, de Conservas Artesanas Marnal, explica que dejar un pie de distancia entre planta y planta es suficiente para que cada una pueda desarrollarse plenamente. Claro, no vale cualquier pie: tiene que ser el de un agricultor, calzado con botas de monte.
A continuación, se lleva a cabo la plantación. Este es el momento en el que estamos en la actualidad en los campos riojanos. Durante las próximas semanas, las raíces irán agarrándose a la tierra. Sólo necesitan calor para crecer. El agua ya la reciben por el goteo, y las precipitaciones pueden resultar perjudiciales si son, como es habitual en esta época, en forma de tormenta. El verano hará florecer las plantas, y de cada florecilla nacerá más adelante un pimiento.
Pero muchos de estos pimientos nunca saldrán de la finca. Porque los requisitos de calidad de la Indicación Geográfica Protegida Pimiento Riojano exigen una afinada selección en el campo. Todos los pimientos curvados, pequeños o tocados de alguna manera por el clima (quemados, picados por alguna tormenta fuerte) se retiran de la planta, para que esta no malgaste sus esfuerzos, y se tiran en la misma finca para que nutran el suelo. El resto, irán a las empresas adscritas a la IGP para su envasado.
La recogida se hace de forma manual, los agricultores revisan diariamente las fincas y van cogiendo los pimientos que ya están listos para ser asados y envasados. En fábrica, continuará la selección, y sólo llegarán al horno los mejores pimientos.
Todo el proceso de envasado es también artesanal. Cuando los frutos salen de la llama, el pelado y desrabado se hace a mano, y en ningún momento el pimiento toca el agua, con el objetivo de mantener intacta toda la intensidad de sabor. Los pimientos IGP Pimiento Riojano se envasan en tiras y siempre al natural. Todo el líquido contenido en el frasco es el propio jugo del pimiento.
Este jugo es, para el presidente de la Asociación Profesional del Pimiento Najerano y de Santo Domingo, Jesús Martínez Nalda, uno de los rasgos más característicos y exquisitos del producto acogido a esta IGP. Por eso, pese a destacar la amplitud de platos que el pimiento najerano puede mejorar (desde la chuleta hasta la paella, pasando por el bacalao o la ensalada), confiesa que como más le gustan a él es “con un poco de aceite de La Rioja, una pizca de sal, y despacito despacito en la sartén” para que suelten ese caldo espeso lleno de sabor.
Sabrosos, finos, digestivos y para torpes: “es imposible equivocarse, este pimiento enriquece casi cualquier plato, y a no ser que lo quemes… aciertas seguro, porque sale ya del frasco asado, limpio y listo y para comer”.
SOBRE LA IGP
La Asociación de Productores, que gestiona la IGP ‘Pimiento Riojano’, inició su actividad en el año 2000 con el fin de mejorar la calidad, la producción, el envasado y la transformación de las variedades autóctonas Najerano y Santo Domingo. Durante la campaña pasada, la producción de pimiento en las parcelas inscritas alcanzó los 340.680 kilos, con una comercialización de 10.833 kilos de producto fresco y 64.140 kilos destinados a conserva.
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Fotografías: Rafael Lafuente